El pasado 28 de junio tuvo lugar el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+. Una cita que además de conmemorar y reforzar los derechos de lesbianas, gais, transgéneros, transexuales, bisexuales, intersexuales, queer y el resto de identidades y orientaciones evidencia también la diversidad en las relaciones amorosas y en las familias.
Los cambios y avances en las sociedades y visiones de ciertos conceptos transforman y redefinen el significado de muchas otras cuestiones a su alrededor; cambios de hábitos y comportamientos que dan lugar a distintas formas de concebir la vida y las relaciones de pareja que han venido para quedarse y sobre las que debemos aprender.
Con todo esto lo que busco es que pensemos en para qué decidimos estar en una relación de pareja; esté constituida de la forma en la que cada uno elija que lo esté. Ante la amplia variedad y estructuras de las que gozamos en la actualidad lo único importante es lo que cada uno de nosotros quiere y espera de la relación con el otro o los otros y cómo lo que individualmente buscamos conecta con lo que los demás necesitan y desean también de nosotros y del vínculo.
Un reciente estudio británico vaticina la desaparición del matrimonio, como institución, entre su población en las próximas décadas. El tendente descenso de las relaciones más conservadora o tradicionales, no sólo en Reino Unido sino en un amplio territorio Europeo principalmente, ha dado lugar a otros modelos sociales y relacionales entorno al amor.
Hace muy poco leí acerca de la agamia aunque surge por primera vez en 2014. Este desconocido término, que quizás tú tampoco conocías, justifica la previsión del estudio anterior. Quienes profesan esta denominación defienden la eliminación de estereotipos en las relaciones románticas o amorosas. Van mas allá del amor libre y reivindican un no establecimiento de modelos de relación. De este modo,
la agamia mas que una ideología o forma de vida cuestiona la normatividad a la hora de vivir las relaciones.
Como Entrenadora de Parejas, especializada en relaciones, veo necesario matizar que aunque se evite etiquetar la relación lo cierto es que cualquier tipo de contacto con otros supone el establecimiento de una relación mutúa y negarla no hará que desaparezca. Otra cosa es como la definamos según cada uno/a se sienta más cómodo/a e identificado/a. Por este motivo creo inmprescindible construir espacios de comunicación en los que poner encima de la mesa todas las cuestiones a reflexionar y acordar. Tener claridad en los términos sobre los que nos relacionamos favorece la creación de un espacio seguro y sano a medida.
En este tiempo donde, como dice Esther Perel, por primera vez en la historia tenemos tantas opciones a elegir a la hora de relacionarnos se hace cada vez más necesario definir las reglas del juego; qué modelo es el adecuado para cada uno/a . Por eso, cada vez más, acompaño y oriento a mis parejas y de forma individual a tener claridad sobre cómo quieren relacionarse en el amor y las parejas.